Más allá del juego, una pieza de diseño.
Se dice que las combinaciones posibles en una partida de ajedrez superan el número de átomos en el universo. Con esa infinitud como punto de partida, el Ajedrez Sincrónico propone un rediseño contemporáneo: más geométrico, más simbólico, más arbitrario.
Cada pieza —rey, reina, alfil, torre, caballo y peón— ha sido tallada en obsidiana negra o cuarzo blanco, materiales ancestrales que aquí se convierten en protagonistas de una nueva narrativa.
La dualidad entre luz y sombra se manifiesta en cada movimiento, y el tablero, hecho también en piedra, convierte el juego en un altar.
Esta colección no solo reinterpreta un clásico: lo sincroniza con la tierra, el tiempo y la materia.
